Imagen de encabezado: la célebre Piedra de los 12 ángulos en uno de los muros del actual Palacio Arzobispal, antiguo Palacio del Inca Roca.

Se supone que en algún momento de un pasado más o menos remoto Manco Capac y Mama Ocllo (pareja originaria de los incas o bien de los humanos), hijos del Sol o de Wiracocha,  brotaron de las aguas del Lago Titicaca con la misión de fundar el Qosqo. Eso cuenta la más conocida de las leyendas sobre el origen del Cusco, el “ombligo del mundo”, la capital del poder político más grande que haya conocido Sudamérica, el Imperio Incaico.

En cuanto a mí, me hizo feliz volver al Cusco luego de 11 años.  Durante las primeras jornadas casi no pude ingresar a su centro neurálgico e histórico, la Plaza de Armas, porque las multitudes abarrotadas lo impedían. Todo era Fiesta, jolgorio debido a la mezcla sincrética entre el cristiano Corpus Christi con la previa del Inti Raymi, la antigua celebración del Sol que los incas llevaron a su apogeo, y que desde 1944 se representa en el santuario de Sacsayhuamán. 
En medio del gentío inagotable, de sus bailes y de su música, entre calles con nombres como Ataúd, Afligidos, Heladeros, Purgatorio o Avenida El Sol (la principal arteria del centro histórico), y entre el Hanan y el Hurin (la parte alta, masculina, solar, guerrera, y la parte baja, femenina, lunar, sacerdotal), caminé por los diversos barrios, visité museos, tiendas, ruinas, mercados, centros culturales y monumentos, degusté maíces, huevos de codorniz y sandías de venta ambulante, y salí hacia los alrededores, a los valles, montañas, salares y comunidades aborígenes que rodean al ombligo del mundo (VER LAS CUATRO SECCIONES DE MÁS ABAJO), a su vasta alfombra de techos de tejas, a su forma de puma (cuya cabeza Hanan es Sacsayhuamán y su ombligo Hurin el esencial Templo Qorikancha, actual convento de Santo Domingo) asombrosamente diseñado según criterios astronómicos. 
El 24 de junio llegó el momento más esperado: la celebración que trae al presente al Inti Raymi, el rito dedicado al dios solar que el mundo andino practica desde tiempos inmemoriales, y después el centro histórico cusqueño fue más parecido a lo que recordaba: una belleza apacible inundada de aire fresco, ya sin los embotellamientos y el caos de los días de Fiesta.
Contemplar tan marcado contraste entre los Cuscos anterior y posterior al día del Inti Raymi es un privilegio solo posible en estas fechas.

Cusco-Valle Sur 2025

Foto Portada: fragmento de fachada de la iglesia barroca jesuita en el poblado de Andahuaylillas, llamada "la Capilla Sixtina" del Valle

Foto Portada: parcelas del Salar de Maras

Foto Portada: sacerdote andino realizando ofrenda a la Pachamama

Foto Portada: el Inca, servidor del Inti-Sol, preside la ceremonia