Imagen de encabezado: una de las principales avenidas de Pikillacta, importante e inmensa ciudad del Imperio Wari, anterior a los incas. 

Fue muy grata la experiencia de recorrer con el arqueólogo, escritor, guía y maestro de guías cusqueño Amadeo Valer Farfán las joyas de este valle al sureste de Cusco, ubicado en el inicio del camino hacia el Titicaca.
La pequeña pero asombrosa iglesia barroca de los jesuitas (la “Capilla Sixtina” del Valle) en el pintoresco pueblo de Andahuaylillas; los fabulosos discos de pan de venta callejera en Oropesa (el mejor pan de Perú, según dicen); el muy bien preservado trazado urbano de Pikillacta, una de las más importantes ciudades del imperio Wari, anterior a los incas; y la deslumbrante obra de ingeniería incaica de Tipón, que con su entramado de canales acuáticos  aún activos impresiona por su tamaño, su paisaje, su dimensión místico-religiosa (complementaria a la funcionalidad técnica) y el inmenso silencio, solo matizado con el sonido de esas aguas que desde hace centurias circulan sin cesar a la vera de terraplenes y cadenas montañosas.a