Los cátaros también fueron llamados “albigenses”. La secta, aspirante a un cristianismo purificado, se referenció en la rojiza Albi (de ahí el segundo nombre), y fue exterminada por los ejércitos del Papa en las localidades cercanas de Béziers y Montsegur, durante la primera mitad del siglo XIII.
Como aquel lluvioso y frío 10 de febrero de 2014 fue lunes, la casa museo de Henri de Toulouse-Lautrec estaba cerrada.