Cuando en 1303 la fuerzas del rey francés Felipe el Hermoso secuestran y asesinan al Papa Bonifacio VIII, es el principio del fin del mundo medieval. Pocos años después, por primera vez en la historia de la Cristiandad, el Papado sale de Roma y se instala en la localidad francesa de Aviñón. Clemente VI termina allí la construcción del Palacio Papal, y desde ese imponente refugio, resiste la más implacable de las epidemias que la humanidad haya conocido jamás: la Peste Negra.