Había estado en a India entre noviembre y diciembre. El último día fue maratónico: de Agra al aeropuerto de Delhi, vuelo vía Frankfurt hasta el aeropuerto de Múnich, y de ahí en auto hasta Ginebra, casi sin dormir.
Y luego de una jornada en la Ginebra de Borges y de Juan Calvino, el retorno a Alemania.
Así de vertiginosas fueron aquellas horas.