En el asentamiento de Quito (la remota Quitus) vivieron muchas culturas precolombinas, que siguieron sus costumbres durante doce mil años hasta la conquista Inca primero, y española después. A 2850 metros sobre el nivel del mar, este notable Patrimonio Cultural de la Humanidad, rodeado de cerros andinos y muy cerca de la línea que divide al mundo en dos mitades, volvió a ser independiente, como capital de Ecuador, en el siglo XIX.
Además del invalorable casco histórico (con sus iglesias coloniales y el Palacio Presidencial), las calles que suben y bajan albergan también una zona moderna y residencial repleta de locales gastronómicos y centros comerciales (además del edificio vidriado que reproduce una obra de Picasso y la casa-museo del gran pintor Guayasamín), y varios otros museos que permiten entender la vieja historia de los pueblos que habitaron y habitan esta porción de Sudamérica.