Más allá de una caminata por la rica historia de Mérida, capital del Estado de Yucatán (en el norte de la península homónima, donde el Golfo de México cede al Mar Caribe), y las hermosas noches con tacos, quesadillas y música al aire libre, lo más importante fue la visita al Gran Museo del Mundo Maya (inaugurado no hace tanto, y todavía en expansión): una irreemplazable inmersión en lo que no es otra cosa que lo que indica su nombre, un gran museo del mundo maya.