2 horas 10′ de tren veloz y confortable separan la estación King’s Cross de Londres del destino amurallado: ciudad romana (que durante dos años llegó a ser capital del Imperio), luego de los anglos, después vikinga y finalmente de los reyes ingleses.
Los vikingos la denominaron Jorvik, y aquellos tiempos se pueden revivir en el museo homónimo interactivo, como es dable palpitar el esplendor medieval en la York Minster (la Catedral) y en el el Merchan’s Adventure Hall, centro de mercaderes en esta mansión del siglo XIV.
Dice mi diario de viaje sobre el arribo a York:
“Llegamos a las 10.40. Caminamos por calles algo sórdidas, cruzamos el río Ouse y alcanzamos la Clifford Tower (lo único que queda en pie del ancient castle: allí hubo una masacre de judíos en el XII). Desde lo alto de la torre se tiene una whole view de la ciudad. El día espléndido ayudó.”