Alrededor de Chang’an (antiguo nombre de Xian, que significa “Paz Perpetua”), en el siglo III a.C., se unificó el país, luego de centurias de guerras civiles. Allí se estableció el primer emperador, quien aspiró trascender a la muerte, custodiado por una vasta formación de soldados de terracota muy bien apertrechados. El inmenso ejército permaneció oculto bajo tierra durante 21 siglos hasta que en la década de 1970 fuera descubierto casualmente por un grupo de trabajadores.
Chang’an llegó a ser, en su época de oro, la Roma de Oriente: con hasta dos millones de habitantes (una enormidad para esos tiempos) bullía de arte, cultura, comercio y religión. Allí los peregrinos que iban y venían hacia y desde la India fundaron el budismo chino.