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©2016 Matías Wiszniewer

China es, sin dudas, una de las cunas de la humanidad.
Japón, archipiélago ubicado al noreste de su vecino continental, y habitado por esos a quienes los chinos llamaron hace milenios “bárbaros del norte”, heredó y transformó el sesgo cultural de la gran potencia aledaña y lo llevó a un refinamiento sublime.
En el camino, los Emiratos Árabes y la onírica de Dubai, islote de rascacielos entre el desierto y el mar. 

A las antípodas, en dos días.

BEIJING (1) 2016

Pekín, capital de China desde la dinastía Yuan (siglo XIII). Tienanmen, Ciudad Prohibida y Gran Muralla.

BEIJING (2) 2016

Pekín, capital de China desde la dinastía Yuan (siglo XIII). Templos de Confucio y del Cielo, fabricación de seda, Wangfujing, Museo de la Capital, y escapada hasta un notable yacimiento arqueológico.

BEIJING (3) 2016

Pekín, capital de China desde la dinastía Yuan (siglo XIII). El inconmensurable Museo Nacional, en la zona de Tienanmen. Los barrios de Quianmen y Dashilan. El callejón de Nanluoguxiang, que da nombre a un fantástico entramado en que pervive la Beijing de centurias atrás. Y el lago congelado de Houhai, devenido pista de patinaje en el invierno pekinés.

XIAN 2016

Antes llamada Chang'an, legendaria capital amurallada de los primeros quince siglos del Imperio chino.

SHANGHAI 2016

La ciudad más poblada de China se ubica allí donde el mítico Yangtsé (el río más largo de Asia) desemboca en el Mar de la China Oriental.

KIOTO 2016

La antigua y majestuosa capital imperial, rebosante de templos budistas y santuarios sintoístas (unos 2.000 en total), sobre un cuadriculado callejero que tomó el modelo urbano de Xian (Chang'an), la legendaria capital del Imperio Chino.

TOKIO 2016

Electrizante y desconcertante capital del Japón contemporáneo.

Entre Tokio y Buenos aires, un espectáculo exorbitante se levanta entre el desierto y el mar.