Fue una jornada de lluvia intensa la que me tocó en el trayecto desde Salónica hasta Tebas, cuando pasé por Dion y las Termópilas.
En Dion, “ciudad sagrada” de los antiguos macedonios (cercana al Monte del Olimpo), alcancé a visitar el Museo Arqueológico, aunque no más de 45 minutos.
Enseguida volví a la ruta para continuar con rumbo sur, hasta llegar a las Termópilas para poder contemplar, con las últimas luces del día, la estatua del guerrero Leónidas (foto), el monarca espartano que con su sacrificio y el de los 300 hombres que lo acompañaron en aquel verano del 480 a.C., ganó el tiempo necesario para que la flota ateniense y el resto de los ejércitos griegos aliados pudieran recomponerse y terminasen venciendo definitivamente al Imperio Persa en las batallas de Salamina y Platea, expulsándolo para siempre de la Grecia continental.