A simple vista no es más que un pequeño pueblo de montaña, pero haber estado frente al rectángulo de piedra que queda de la antiquísima Cadmea, fue quizás lo más conmovedor. La Historia, que se confunde con la Mitología, dice que el lugar fue fundado por Cadmo, héroe mitológico o histórico proveniente de Fenicia, desde donde trajo a Grecia una donación fundamental: la del alfabeto
Cadmea fue así el primer nombre de Tebas, la de Layo y Yocasta, de Edipo y Creonte, de Antígona y Polinices. La que, aliada de los espartanos, quiso y no pudo convertir a Atenas en cenizas, y la que después de enfrentar a la propia Esparta y derrotarla, fue la última potencia dominante de la Grecia Clásica, hasta su destrucción total por parte de Alejandro Magno.   
En el compacto, moderno y precioso Museo Arqueológico, hay un interesante comentario sobre el protagonismo de Tebas en la tragedia griega: dice que, como los grandes autores trágicos fueron atenienses, les venía muy bien mostrar la desmesura y la locura que, según la leyenda, habían llevado una y otra vez al desastre a su enemiga política, para con ello mostrar la superioridad de la culta y prudente Atenas.