Salí muy temprano a recorrer New Haven. Lo que me habían dicho fue certero: el hotel estaba muy cerca del espléndido New Haven Green, centro o “plaza mayor” de la pintoresca y tranquila ciudad.
La recorrida por esos verdes y las varias antiguas iglesias de diversos credos que fueron allí construidas no llevó demasiado tiempo. De regreso por College street caminé a paso lento por toda la fachada del Old Campus de la famosísima Universidad de Yale.
Me hubiese encantado cerrar la hermosa mañana con un desayuno basado en café con leche en algún bar acorde con la belleza del paisaje urbano: no lo había, no pudo ser, pero me conformé con una chocolatada Hershey’s en un minimarket, para luego cargar el auto y partir rumbo a la segunda estadía en Nueva York.