Alfanar Café, junto faro de Acre y al Mediterráneo, sobre rambla, a la salida del Túnel de los Templarios.
Ufff, día intensísimo, Acre es un verdadero monumento inconmensurable, que en la superficie no se deja ver (aparenta en principio ser una aldea árabe más del montón). La Ciudadela, o Fortaleza de los Hospitalarios, o Salones de los Caballeros, me llevó horas (absurdo las “dos o tres horas para las seis atracciones de la ciudad” que calculó la desagradable mina del Visitor Center cuando casi sin mirarme me tiró el ticket combinado de 49 shekels). El otro punto fuerte: la sinagoga de Ramchal.”
Acabo de encontrar un parking perfecto. Lo primero que veo es una mezquita de Cúpulas verdes, y lo primero que escucho al salir del auto es un ‘salam aleikum‘ (el saludo árabe)
Los primeros pasos fueron como un desperezarse en la zona de la Mezquita de Al Jazar. Una señora que vendía jugo de granada me ayudó a encontrar el Visitor Center… Ya con ticket combinado en mano, logré encontrar el The Knights’ Halls…” 
(de mi Diario de Viaje, como los párrafos encomillados de más abajo)

Los Salones de los Caballeros: gran reconstrucción que permite sumergirse en la Acre Medieval, en el lugar donde estuvo la Fortaleza de los Caballeros Hospitalarios. La exposición comienza con una introducción sobre las eras Cananea, Fenicia, Persa, Alejandrina, Romana y sobre la primera fase del dominio islámico (no menciona la época salomónica), para terminar con los tiempos de mamelucos, otomanos y el Mandato Británico (fueron los ingleses quienes iniciaron las excavaciones de este sitio que había quedado bajo tierra, y también los que usaron Acre como prisión para los judíos, cuando éstos los enfrentaron). La profusión de videos y gráfica explicativa, se complementa con túneles, salas y patios inmensos; criptas, lápidas, y la iglesia de San Juan de Acre en una de las alas de la edificación.
Después de pasar por los Baños Turcos, que datan del siglo XVIII, y por el museo etnográfico, que se encuentra dentro de las murallas, aparecí en los mercados callejeros de la Old Akko (el casco antiguo de Acre).
Alucinante la caminata hasta la Sinagoga Ramchal, y haber conocido la historia de Moshé Jaím Luzzatto (Ramchal) de Padua, que según parece fue un filósofo judío muy importante del siglo XVIII, y que vino a morir a Acre (falleció atacado por la peste antes de llegar a los 40 años). Había un video en hebreo con subtítulos en inglés, actuado, sobre el viaje en barco donde Ramchal tiene un encuentro místico con cierto profeta que la habla de ‘el camino a seguir en la vida‘.”
Es en esa Sinagoga, en el centro de la Ciudad Vieja, y en la exhibición complementaria, donde uno recuerda 
(misma sensación que había sentido en Nazareth) que, en medio del presente musulmán y los monumentos del cristianismo medieval, lo que se está recorriendo se ubica en el Estado de Israel.
Regresé luego al esplendor cosmopolita de San Juan de Acre, entre la caída de Jerusalén a manos de Saladino en 1187 y la conquista de la propia Acre por los mamelucos en 1291: en ese período de más de un siglo, la ciudad fue capital del Reino Cristiano-Latino en Tierra Santa.
Al atravesar el túnel construido por la Orden de los Caballeros Templarios (rival de los Hospitalarios), que conectaba su propia fortaleza, hoy sumergida (muy cerca del faro) bajo las olas del Mediterráneo), con el barrio de los pisanos y el puerto de la ciudad.

Después, a pesar de las preguntas y los cartelitos indicativos (¡que en un momento desaparecieron por completo!), me costó muchísimo encontrar el Túnel de los Templarios, cosa que finalmente logré solo por obra y gracia de Google Maps. Gran experiencia: una parte del larguísimo túnel solo se puede atravesar agachado (como me pasó hace cosa de un mes en las pirámides egipcias Dahshur). Allí bajo tierra, algunos buenos videos y demasiado pocos carteles explicativos. 
Y así, al salir del Túnel, llegué a este hermoso rincón de Acre, a la sombra del faro. Ya son las 18.20 y el Alfanar Café parece estar cerrando. Los pies agotados ya descansaron, y la espalda se ha repuesto. Va bajando rápido la temperatura.
Es hora de partir.”